9.8.06

Salió esta noche la luna, llenita, hermosa y sonriente, a darse un paseo por encima de la Plaza de la Maestranza, porque allí –le habían dicho- iba a tener lugar un peculiar y casi milagroso suceso: en vez de toros y toreros se iba a escuchar la gran Sinfonía Coral, 9ª de Beethoven, dirigida por un gran maestro, Barenboim y cantada por un buen cuarteto de solistas junto con el magnífico Orfeón Donostiarra y… he aquí el milagro, los componentes de la orquesta eran de nacionalidad árabe y judía….

Así que la Luna salió temerosa, tímida, por encimita del tejado de las gradas superiores, y empezaba a escuchar una maravillosa sinfonía ejecutada por un gran grupo de chicos y chicas, que a pesar de las guerras, odios y matanzas entre sus paisanos, eran capaces de acordar, no sólo sus instrumentos, sino todos sus sentidos para, armonizar y deleitar al público que, con la respiración contenida, escuchaba.

Y a medida que avanzaba el concierto, la Luna que ya había saludado de lejos a Júpiter, a Vega, Deneb y Altair -que tampoco habían querido perderse tal acontecimiento- poco a poco se fue situando en el mejor sitio y cuando empezó la maravillosa oda, estaba justo por encima del centro del escenario. Ni el mejor tramoyista habría preparado mejor decorado; ni el mejor luminotécnico habría soñado tal luz….

Estos judios y árabes, junto con el coro y los solistas, hicieron de su voz sólo una, para decir:

¡Entonemos cantos placenteros y plenos de Alegría!
Todos los seres beben la Alegría en el seno de la Naturaleza
en cuyo abrazo protector se encuentra reunida toda la humanidad.
Todos los hombres serán hermanos allí donde se pose tu suave ala.

¿Se llegará este milagro también a producir algún día en Líbano, Gaza, Palestina y resto de paises árabes?. ..

1 Comments:

Blogger Polaris2224 said...

Mientras no dejen de lado sus religiones, que son las verdaderas artífices de sus odios y rencores, no creo que hagan mucho :(

Qué maravilla de Relato, Mª Reyes.

11:34  

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