23.1.07

El cielo de Paymogo (19-1-07), reúne unas condiciones de observación excelentes: encontramos una gran loma en la cual cabían todos los coches, telescopios e instrumentos, la carretera con poca o casi nula circulación, horizonte despejado y las luces del pueblo hacia abajo. Estaba el cielo en todo su esplendor y como mi montaje es rápido, enseguida enfoqué mis prismas dispuesta a aprender algo nuevo sobre el cielo que nos cubre... más también otras lecciones:

Primera lección: dirigiendo mis prisma hacia arriba, justo vinieron a dar con un bonito racimo disperso, un poco por debajo de Sirio a la derecha y guiándome con el láser, preguntando y consultando mis guías, vine a dibujar en el círculo trazado con la tapa de los prisma, a M-41, con la mencionada estrella como referencia que me entraron en el mismo campo.

Segunda lección: Una vez terminado este menester y como quiera que se oían ya diversas voces para tomar algo, enseguida nos pusimos a dicha tarea, sin darnos apenas cuenta de que, mientras, la humedad se iba extendiendo, de modo que cuando volví a mis prisma, como no los había bajado ni tapado, los tenía totalmente inservibles.

Tercera lección: Dedíqueme pues a deambular de uno a otro telescopio a ver lo que cada uno tenía en esos momentos y pasada la medianoche habiendo intentado secar los prisma pero como seguía sin poder utilizarlos, decidí recogerme y pidiendo a Isabel que me llevase a la misma vez que a sus hijos, encamíneme hacia el coche sin linterna ni artilugio alguno que me iluminase el arduo camino, viniendo a dar de bruces sobre el mismo, quedando mi lado izquierdo de la cara, como es lógico, bastante malparado.

Cuarta lección: Isabel y José Mª me acompañaron a la casa en donde después de lavarme las magulladuras echamos mano al botiquín el cual estaba muy en precario, pero hete aquí que Isabel sacó del suyo gasas, betadine y parazetamol, con los que se pudo hacer una cura excelente.

Quinta lección: Después nos quedamos charlando un rato los tres, aconsejándome que me quedase en una habitación de las de abajo, pues si por la noche hubiese de ir al retrete el bajar la desmedida escalera podría dar lugar a que terminara de adornar el resto de mi ya castigado rostro. Como había vuelto un segundo grupo volvieron ellos a marcharse al campo de observación.

La mañana del sábado transcurrió entre despertar y despertar; la llegada de José Mari con su familia, amigos y dos caravanas; un paseo por el pueblo y un tapeo en un bar que nos hizo las veces de almuerzo. La tarde, con el calor de una estufa que a la vez de lo nublado que estaba el cielo, nos hizo dudar a más de uno en la salida nocturna. Pero como los entusiastas salían a cada minuto al patio a ver si despejaba, consiguieron convencer y naglerdepollo, tortilla, ensaladilla, fiambre y no-se-cuantas-cosas-más a las bolsas y ¡a cenar al campo de observación!, en donde nos esperaban los mencionados al principio de este párrafo.

Sexta lección: No me llevé los prisma por lo del nublado, pero al llegar se vio que si bien el horizonte estaba brumoso, en el cenit se distinguía bien el hexágono de invierno…. así que como todos se habían subido a la loma a montar sus telescopios yo me quedé en el grupo de los de las caravanas, a uno de cuyos componentes le empecé a detallar el magnífico grupo de asterismos que componen el citado hexágono. Agradecido quedó y yo contenta, no sólo por lo bien que me había salido la disertación que hace un año no me habría atrevido ni a soñar, sino porque también los chicos -que se habían ido acercando- empezaban a preguntar y mostrarse interesados, dejando momentáneamente sus brincos y volteretas.

Los de la loma terminaron su montaje y bajaron para disponernos a compartir mesa y mantel y una calentita sopa de ajo que había preparado Julia en su caravana y ofrecido amablemente a todos. Tras una muy agradable cena y cháchara, José María que estaba muy cansado, Ana encogida por el frío y yo baldada del batacazo, volvimos a la casa en donde la estufa, aún calentita, nos acogió amorosamente mientras degustábamos el chocolatillo que en un pis-plas había calentado.

La mañana del domingo recogida y decisión de ir a hacer una ruta (de Los Molinos) de las que ya veréis algunas fotos; posteriormente tapeo en el bar del día anterior, fin de semana observacional en Paymogo del 19-20 Enero de 2.007, vuelta a Sevilla y…. ¡hasta la próxima salida!.