13.11.07

Plenilunio Noviembre 07 en el Mustio: Nos encontramos, muy puntuales, Salvador, Rafa-Cristina-Alexia y yo, en Puerta Triana a la hora prevista 16:30, saliendo sin más hacia Aracena. Llamamos a Ana desde allí para decirle que nos saliera a buscar pues la noche ya estaba cayendo y no era cosa de entrar de una trocha a otra buscando la finca Monterrey. Así que nos citó en el restaurante el Canario, al lado de una gasolinera que está pasando la segunda entrada a Aroche, llevándonos sin problema a la casa, en donde ya ardían dos buenos tocones, aunque no tan grandes como los que la última vez nos llenó la casa de humo. La noche ya había caído, así que, repartición de dormitorios e, inmediatamente, salida a montar los cacharros. Una vez listos, a picotear en una mesa preparada con toda clase de fiambres y un buen caldito caliente.
Quedaron Cristina y Alexia al calorcito del hogar y los otros tres salimos ansiosos de saber cómo estaba la cosa. ¡Hermosa noche, en todo su esplendor!, de esas que hacen difícil reconocer los asterismos y sin pizca de frío. Yo que en mi plan de observación llevaba los del otoño: Andrómeda, Aquario, Aries y otros propios, que al tenerlos en todo el cenit me di cuenta de pronto, por el craj-nuka que me dio, que más me valía pasarme al este o al oeste pues me resultaría más saludable y sobre todo más cómodo. Así que aprovechando rápidamente antes de que Perseo subiera más, me puse a rastrear por allí al famoso cometa Holmes. Y ¡ah, qué emoción!... pronto se puso en mi campo una enorme pelota de color marfileño, que, si quiero darle una comparación más exacta, la veo como una gran medusa vista desde arriba. Da hasta algo de miedo.
Hice un repaso al triángulo de verano que ya se iba y pasé después a las preciosas hijas de Atlas, que pude contarlas a ojo pelado, ¡a las siete ¿eh?, a las siete!, para después extasiarme a través de mi prisma con las otras joyas que las rodean.
Otro rato después estuve en Tauro, intentando sacar, de mi campo, el mejor dibujo. No tuve la paciencia y lo dejé.
Rafa y Salva desde sus teles, de vez en cuando me llamaban para que echara un vistazo con algún objeto de cielo profundo.
Llegó la hora del chocolatillo y del tauro de Cazalla, que tomamos al amor de la lumbre. Cuando salimos de nuevo observé que estaba todo el horizonte algo brumoso, por lo que decidí subir a echar un sueñecito y levantarme al alba para intentar pescar a Mercurio "el fugitivo". Cuando salí, ya al amanecer, una franja de negras nubes tapaba la salida del sol. Así que después de esperar un rato, preparé un rico cafelito, tostadas con aceite y un nuevo toque al guinda de Cazalla y a las hojaldrinas Mata. En el resto de la mañana lo que se puede ver en

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y tras una breve sobremesa me subí a echar un poco de siesta para aguantar más la siguiente noche. A poco llegó Isra con Ana y como él se puso a montar rápido, pues los demás nos pusimos a hacer lo mismo.
Cenamos, además de otra vez paella, fiambres, la rica ensalada que había hecho Cristina, una rica bandeja de pasteles que no me acuerdo de qué pueblo que se habían traído Isra y Ana, con chocolate y Cazalla, salimos a ver la noche que estaba menos cuajada que la anterior pero con más facilidad para reconocer los asterismos. Ana y Pepe llegaron al poco tiempo y los invitamos a ver el cometa, a lo que accedieron encantados pasándose un buen rato con nosotros, preguntando y mirando por todos los aparatos.
Algo avanzada la noche sobre la 1, decidí subir a dormir un rato y poner la alarma de mi telefonino para levantarme a las 5:30, pero bajé algo más temprano, las 3:30. Estuvimos charlando un rato mientras mirábamos hacia arriba a ojo pelado y como caía ya una humedad considerable dedidimos recoger sobre las 4 más o menos.
Por la mañana tras preparar café y tostadas salí a desayunar al porche con una magnífica salida del sol que ya secaba nuestros artilugios. Empezamos a recoger después y una vez cargados los coches, pagamos el resto del alojamiento a Ana y ¡hasta la próxima!.