28.2.07


Un rato he pasado intentando cargar las dos fotos... no podía, pues me contestaba el sistema que la extensión no era la adecuada, que tenía que ponerle la JPno-se-qué... ¡ah, qué dilema!, ¿y eso cómo se hace?. Eso de manejar las fotos, con lo mal que se me da. ¿A quién llamo?, ¿qué le cuento?, en fin... que me he puesto a darle vueltas en el fotochó hasta que encontré un desplegable en donde estaban la puñetera extensión ¿la pongo, no la pongo, me quiere, no, me explotará el chisme este, sí, que sí, que a ver que pasa y ¡ahí entró, viva usted, si señora!... un pulsito más ganado al altzeimer y una gamucita nueva para frotar a esta mi lámpara maravillosa. ¡Ah, pero me falló la entrada de la segunda, pero no me arrugo, escribo estas chorraditas y adjunto la segunda fotito. Ea, pues que guste.


En los escritos anteriores -en los que he colgado varias fotos de salidas con el grupo de astronomía- ninguna puse en la que estuviera yo sola con mis prismáticos. Y esta tarde, he cogido varias de las últimas de este invierno en las que aparezco de esa guisa, enviándole una a Juan Antonio para que la ponga en nuestra web -pues hay una sección del instrumental de los componentes- y con otras dos me quedo para ponerlas aquí. En ninguna de ellas, aparece o consta (es una verdadera lástima), lo bien que lo estaba pasando, los ratos tan agradables y cordiales que, cada vez que salgo con el grupo comparto con ellos, lo que aprendo, las risas y los chistes, algunos sustillos que también hemos compartido -pero menos-... La vida nunca deja de asombrarte y lo digo porque a veces te encuentras en un punto donde crees que estás casi a la vuelta de muchas cosas... más de pronto se abre ante ti un mundo inmenso, plagado de cosas por descubrir y aprender, cosas que te llenan de energía e inquietud por conocerlas. Preciado privilegio, que aprovecharé todo el tiempo que buenamente pueda.
Estas dos fotos están sacadas del fin de semana que fuimos a Monfragüe. La otra, la que está puesta en la página del grupo, es de una de las salidas a Cerro Negro en el pasado y frio diciembre. Pero como se ve en el fondo de estrellas, la noche estaba espléndida.



24.2.07

En Cerro Negro, la noche del 17 a 18 de febrero, despedimos a Venus (la nacida de la espuma); nos acompañó durante toda la noche Saturno -el que se tapiñó a su hijos- y en nuestra retirada, vino a saludarnos el noble gigante de todos los planetas, Júpiter. Durante este maravilloso paseo por los cielos, que hicimos: Isabel y sus hijos -Alvaro e Isabelita- Carlos, su hermano; José María, Salvador y yo, cada uno se despachó a su gusto en el grandioso espectáculo que, ayer noche nos ofrecieron los cielos en Cerro Negro.... ¡sí puede parecer inverosímil, pero así fue!. Allí tuvimos todo el Universo a nuestra vista, ni una nube pelmaza vino a amargarnos; la humedad, no pasó de empañar a los coches manteniéndose respetuosa con las lentes y objetivos; el viento, discreto, de vez en cuando mecía las hojas del árbol de la ruina; el frío, sólo bien avanzada la madrugada, nos hizo tirar de más abrigo. Sobre esa hora, un bramido, mugido, ronquido o no-se-qué-ido, saliendo del lado opuesto de las ruinas nos tuvo un rato a todos, oídos atentos por saber de qué podía tratarse, llegando a la conclusión de que sería algún escapado del cercano zoológico, o bien el espíritu del lugar que nos saludaba.

Pero antes me paseé durante un buen rato por la Osa Mayor, en cuya cola me detuve para observar a Mizar y a su "jinete" Alcor. La dejé en el proceso de dar su gran voltereta pues nuestros estómagos pedían ya combustible, menester que satisficimos, cumplida y agradablemente.

Me dediqué después a las hijas del Titán Atlas, Las Pléyades que, cómodas ya en su altura, me ofrecían su espectacular belleza, intentando pasar a un dibujo a estas siete hermanas para, con la luz casera, terminarlo y dar a cada una sus bellísimos nombres.

Una vez hecho ésto, tuve la satisfacción de meter en mi campo a, Almitak, Almilam y Mintaca de Orión, para en la primera por la izquierda, intentar separar tres que allí se pueden ver distinguir. Más tarde, bajando un poco, dejé a mis ojos que se nublaran con M-42.

Finalmente en Auriga, asimismo muy cómodo, me paseé un buen rato entre las M36, M37 y M38, y al término de ésto recogí mis artilugios. No sin cierto pesar por dejar a José María solo -con sus meteoritos- regresamos todos a Sevilla sobre las 5 de la madrugada. Pero ya leí que regresó bien amanecido
………

En estos días pasados en que he estado sin internet, he leído bastante consiguiendo terminar “La Historia del Tiempo”, de Hawking. Libro árido y difícil, pero que me motivaba cada día entrar en sus páginas porque algo siempre –como me repetía siempre mi padre- algo siempre queda. He ido sabiendo algo más de los agujeros negros, de la infinitud del espacio-tiempo, he leído sobre los neutrinos -cuyo nombre hace cosquillas- un gran ejercicio en fin de abstracción para conseguir asomarte un mínimo al pensamiento de este gran científico. En algunos pasajes me he sentido perdida y con una gran desolación por no llegar a comprender, pero algo me decía que perseverara. No me he arrepentido de ello, pues al final con sólo esto que transcribo a continuación, me siento muy reconfortada en mi ignorancia. Dice Hawking:

…..“No obstante, si descubrimos una teoría completa , con el tiempo habrá de ser, en sus líneas maestras, comprensible para todos y no únicamente para unos pocos científicos. Entonces todos, filósofos, científicos y la gente corriente, seremos capaces de tomar parte en la discusión de por qué existe el Universo y por qué existimos nosotros. Si encontrásemos una respuesta a esto sería el tiempo definitivo de la razón humana, porque entonces conoceríamos el pensamiento de dios”.