29.7.07

En esta lámpara maravillosa que es Internet -donde toda la información se pone en un instante, no a nuestros pies, pero sí a la mano- buscaba una información de radio y me vine a dar con un programa que escuchaba hace bastantes años pero que suspendieron de un día a otro de las programaciones. Me dio mucha alegría y como tenía la opción de escucharlo por Internet, a ello me puse y en el índice de los emitidos, encontré uno dedicado a la Luna Azul.
El enlace es el siguiente:
http://www.swing.rne.es/
El programa tiene fecha del 1 jul 07 "Todo sobre Blue Moon"
¡Es una preciosidad!.

26.7.07

Observación Novilunio 15,16,17 Junio en Cardeña: Llevábamos todos los planos, cartas, planisferios, libros, programas (de y en) ordenador, revistas, artículos y planificaciones, pero no dieron ningún tipo de servicio en la primera noche, ya que las nubes no dieron tregua el viernes -creo que por ninguna parte de Andalucía-. Así que después de mirar y remirar una vez oscurecido para arriba y en la negrura no distinguir ni un puntito luminoso, cena, tertulia, vuelta a salir al porche para afirmarnos en nuestra decepción y cada mochuelo a su olivo.

Tempranito y aunque lloviznaba algo, la limpia piscina dio avío a nadadores que este grupo tiene; café y tostadas luego e incorporación del resto del grupo que se iba levantando. Salimos después a hacer turismo por el bonito Montoro, del que se hicieron bastantes fotos. A la vuelta almuerzo con barbacoa, siesta de algunos y paseo de otras para conocer a los vecinos de alrededor que, simpáticos, nos saludaban con mugidos, balidos, rebuznos, gruñidos y quiquiriquís.

Obvio es aclarar que, durante todo el tiempo, andábamos con la vista clavadita en el cielo -dando lugar a que alguien se clavara en el suelo sin mayores consecuencias- para decidir si plantábamos o no, cosa que a la caída del sol sí hicimos, pues de vez en cuando veíamos hermosos trozos de azul abrirse entre los nubarrones. Y en efecto, pronto pudimos reconocer a Venus, más tarde a Júpiter y entremedio a Saturno... Vega nos dejó también pronto reconocer a Lyra y el Cisne, casi, nos enseñaba sus alas. El Escorpión, más difícil, apenas enseñaba la cabeza. Y tuvimos un buen momento en que en el cenit aparecieron las dos Osas al completo. Y Juan Jordano me vino a señalar que como estaba la cabeza del Dragón visible, mirase una doble que allí se encuentra, la v1 Draco que al principio me pareció una y borrosilla, pero fijando un poquito más la vista, pude desdoblarla y comprobar que realmente eran muy, muy bonitas... ( son como ojos que sirvan a este dragón para su aguda visión, de ahí que su función principal -en la mitología- sea la de guardián de los tesoros de los templos) y una vez cerrado el paréntesis, añado que fue, para mí, lo mejor de la noche, así que he consultado mis libros y termino de saber que es una blanca tipo A. Una magnitud de 4,88 y 4,87 y distancia de 93 años luz. Brilla 7,2 veces más que el Sol y los que tengan buena vista pueden resolverla a simple vista y con prismáticos cualquiera puede ver claramente el par. Forman un sistema asociado y su separación es de 300.000 millones de kilómetros.

Y sonó el cornetín de ¡la cena!... y como la carne es débil a pesar de que había abundado en el almuerzo, dejamos los artilugios tapados para cuando al volver no los encontrásemos húmedos... pero nos encontramos ¡un buen manto de nubes! ¡Que ahora sí que era imposible ver nada por más de 5 segundos! Así que al poco a la cama, pero estableciendo un turno de imaginaria para, al que le tocase ver el despeje, avisara a los demás. ¡Vanas ilusiones! Por la mañana, después de un rato nadando y desayuno, excursión al Parque Natural y Aldea Cerezo de los que también hay algunas fotos; vuelta a casa, más natación, tapicheo, charla y almuerzo, café, recogida y a las 17 entrega de llaves y regreso.
Esto fue mi fin de semana astronómico en Cardeña. Espero no haberos cansado.

PS: Este es el enlace de las fotos; una vez abierto, seleccionar el
icono "proyección en diapositivas".
http://picasaweb.google.es/mrhereza/FotosMarcadasConUnaEstrella

24.7.07

Un Día algo especial: Celebro, jubilosa, mi primer día de esta condición. Ayer, día 20 de julio, recibí la comunicación oficial de mi condición de pensionista, mi ingreso en el club. Lo celebro viniendo a almorzar a un sitio del barrio, bueno y de mi agrado. Es estupendo este momento: buena temperatura, tranquila, relajada después de haber nadado un rato, haciendo planes para mi próximo viaje al RETA, Barcelona, Bilbao, Chillida-Leku, San Sebastián, París. En la raiz de todos estos planes, el orgullo de poder hacerlos; al recoger ayer la resolución del Ministerio de Trabajo, pasaron instantáneamente por mis recuerdos, los 40 años trabajados, muchas jefaturas, malas y buenas -las menos-, mañanas de sentir el despertador y no poder tirar de mi cuerpo y tener que vencerlo... todo esto en el transcurrir de estos años, conseguido sólo y exclusivamente con las buenas enseñanzas que recibí de mis padres y del propio esfuerzo. Sensación nueva y a la vez magnífica, comenzar esta nueva etapa, tranquila, serena de espíritu y ánimo y poder pensar libremente en planes para los dias próximos que aún me puedan quedar por vivir.


16.7.07

Ciertamente, se habían fijado los paisanos en estas forasteras, ya que como estuvimos las dos mañanas en el embalse de San Nicolás del Puerto, para que los niños se refrescaran en sus chapuzones, que nosotras también nos refrescamos con la cervecita... a esto que a Isabel le entró el mono del tabaco que no tenía y se fue a la barra a ver si lo vendían. No, pero al punto tenía por delante a la tabacalera ofrecida por los mozos... Seguíamos en nuestra charla y pasan dos fornidos y guapetones, que nos saludan muy cortesmente que al ver nuestras interrogantes caras, nos dicen: “anoche nos pasamos por su campamento y nos hablaron ustedes de las estrellas”... ¡Ah, es verdad, es que como nos cegaron con los faros no los hemos reconocido.., qué amables fueron... “nada, nada es que nos dio un poco de pena que tuvieran que dejar a los niños de imaginaria señora”... no me diga señora... cuando supe toda la verdad, señora.... yo le dije que era libre como el ave libre, libre como el viento y él me creyóooooo..... “¿vendrán ustedes otro día, me dijo el benemérito más alto y más guapo?... Seguro que sí. ¿una cervecita?... pues gracias, pero nos hemos tomado ya una y salimos de vuelta antes de que haga más calor. Bueno, hasta la vista. “Eso, y si no estamos de servicio, está pendiente la cerveza”. Muy bien. Nos fuimos hacia el coche sacando a los niños del agua (que para entonces eran ya garbanzos), se secaron y al salir de la zona, caballero a la grupa de un hermoso alazán, iba el benemérito de los ojos claros.

También esa mañana estuvimos en el bar de Alanís, desayunando tostadas y churros, que daba gloria... los mozos en derredor nuestra, también nos sacarían el parentesco “me parece que van a ser familia de juana la alemana, que están ahí pasando unos días”... “que no, que están alojás en la casa rural que hay mucha gente alli”... A la casa rural llamamos después de subir al Castillo, que si no llega a ser por el magnífico desayuno no llego ni al foso... La dueña nos dijo que la tenía ocupada hasta findaño, pero que en agosto estaba libre ... costaba 25 por persona y noche, en dos módulos, uno para 10, otro para 15 personas. Como nos la quería endosar para agosto, le dijimos que si nos la dejaba más baratita.... pero no quiso.

Sí quiso Isabel, la tarde anterior -después de la magnífica siesta a orillas del rumoroso Huesna, aventadas por las hojas de los altos chopos, amenizadas por el estival concierto chicharrero- que fuésemos a investigar el Cerro del Hierro, antes de ir a recoger a su amiga Estrella al tren. Pues bueno, que llegamos al tal Cerro y a esto que se va para arriba Isabel, sí, sí, para arriba que había por lo menos cuatro pisos. Y yo pensaba que nos íbamos a quedar en el primero, o sea, en el pasillo verde, tan cómodo y fácil para andar... pero no que sigue subiendo por los riscos, pedruscos y crestas......... ¡eeehhhh, Isabel, que subir por ahí los bártulos va a ser harto difícil, que son varios kilos y a ese paredón que tenemos delante no suben más que las águilas y lagartijas, que nos podemos esc ...acharrar en tamaña tarea, rompernos la crisma o una pierna y fastidiarnos las salidas del veranito!.... pero nada, ¡ya había desaparecido de nuestra vista!. No nos quedó más remedio que esperarla sentados debajo de un árbol... y cuando apareció nos dijo que había una explanada estupenda con un amplio horizonte..... pero que había mucha basura alrededor. Así que acordamos quedarnos en el campito de futbol de cuya peripecia esa noche ya he dado cuenta.

Puedo decir y digo, que de los cielos que conozco, éste de Alanís ha sido de los mejores... Era difícil identificar los objetos a la vista, una vez la noche cerrada, pues la VL los superaba a todos. Para cerrar estas crónicas, algunas fotos del precioso entorno y momentos.

http://picasaweb.google.es/mrhereza/ObservaciNAlanSJulio07




Quedeme en el punto de “mis desventuras para entrar en la tienda”: La primera noche me había ido un ratito a descansar al coche, acurrucada en plan feto y cuando volví a la observación casi amanecía y por tanto no usé la tienda. En esta segunda noche también ya, casi al amanecer, me iba a meter en la de Estrella, pero estaba tan precariamente edificada que si entraba, seguro que se nos derrumbaba encima, así que Isabel me dijo que la suya aún daba para una cuarta persona. Terminé de recoger mis cosas guardelas en el coche y pusime de hinojos ante las cremalleras a intentar introducirme... pero no, así no debía ser, dime la vuelta, senteme sobre un zócalo de tela que me llegaba a las corvas, hice ademán de tenderme pero no, algo había que me lo impedía además de un montón de cuerdas que se me liaban a brazos, manos y piernas. Isabel, que llevaba un rato durmiendo entre sus hijos, vino a quitarme el toldo quitavientos que yo pretendía que también entrase. Al fin me tendí en mi saco... los piés saliéndose por abajo pues casi más de la mitad había quedado arriba, así que lo aproveché engurruñándolo para almohada... ahora echar las cremalleras, del tenderete y las de mis bolsillos que llenos de mil cosas se saldrían si no lo hacía. Al fin todo cerrado, dispusime a dormir... más ¿dónde puse las llaves del coche?.... ¿las dejé fuera, en la mesa, puestas?... no tuve más remedio que incorporarme a efectuar el proceso inverso, ya que no era cosa de que alguien con aviesas intenciones pasara por allí y se las llevara conectadas. Pero ¡ah, menos mal que después de darle mil vueltas a la chamarilería de mis bolsillos, allí estaban!. Nuevo correr de cremalleras para arriba y a dormir. Más no, al ratillo oí fuera algún ruido no achacable a los toldos movidos por el viento, así que incorporeme de nuevo, cremalleras arriba y asomando la cabeza no vi nada ni a nadie. El visitante ya habría pasado. Dormí un ratillo más y salí definitivamente de aquel tinglado, tiré de una botella de agua bien fresquita (la noche lo había sido tanto que nos tuvimos que poner durante la observación, guantes, gorro, pluma y polares), con la que me aseé lo más precariamente que pude. En ello estaba, cuando vi por el suelo las huellas del visitante nocturno: las herraduras de una caballería, marcadas en la gravilla del campito de futbol, acusaban que alguien de las fincas cercanas al volver de la terrorífica fiesta que en el pueblo celebraran, se habría pasado para ver a las forasteras ya que por la mañana habían tenido buena ocasión de fijarse.

Pero esto lo cuento en la siguiente entrega.



Continúa de la primera noche de Alanís:

En la segunda noche, habíamos quedado Isabel y sus hijos, Estrella, una amiga de I. y yo. Nos volvimos a instalar en el campito de futbol, no sin cierto trabajo, ya que el tenderete de Estrella se lo habían dado con un cable extensor roto. Pero al fin pudimos dar por casi buena la instalación y aunque Alvaro nos daba de vez en cuando la matraca: “pues en Decatlon hay un anuncio que dice que no se puede montar una tienda con el extensor rotooooo”..... y ¡dale!. Así que nueva tarea: montaje de teles y prisma y al terminar, el de mesa, taburete y viandas y cuando estábamos a punto de dar buena cuenta de ellas, entran en acción un par de faros que nos dejan ciegas y dos agentes que nos dicen: “Aquí no se puede acampar”.... ¡”oiga que ahí pone zona de acampada”!..... “que no, que sí, que documentación, que mire usted que por nosotras no es, que venimos a observar expresamente a esta zona tan bonita y tan negra desde Sevilla, que es por los niños que se echen un ratillo, que miren ustedes tener que irnos ahora con la hora que es, que en el campin hay mucha luz además de un fiestrorro de susto”... “que bueno, que nosotros nos vamos y no digan que hemos pasado”, “¡ah, pero antes de irse ustedes les contamos un poquillo de nuestra movida, la que tenemos por ahí arriba ya que les quiero presentar a Vega, Deneb y Altair y que miren que joya de Escorpión tenemos ahí de vigilante, con su aguijón preparado para defendernos, y las flechas del arquero Sagitario dispuestas al disparo, ¿los planetas? no, no está a la vista ahora más que Júpiter con sus satélites, mírenlos aquí en el telescopio, ¿y lo maneja sin ordenador?..., sí, que se aprende más... “bueno pues nosotros nos vamos, que vean mucho y recojan prontito que por la mañana vienen los del Parque Natural y le pueden poner multa por la acampada”.... De acuerdo, pues muchas gracias señores beneméritos, que les tendremos presente en el resto de la velada por no habernos obligado a desmontar toeltinglao”.

Así pues seguimos, alegremente con la cena, risas y comentarios y posterior observación en un cielo rabioso de brillo. La Vía Láctea estallaba de esplendor y como a la par que a los agentes, habíamos hecho la introduccción también para Estrella, al poco ésta se acostó contenta y encantada del espectáculo, aunque algo temerosa de que se le cayera encima su tenderete. A la hora y pico hacia un frío de guantes, bufanda, gorro, polares, lo que nos hizo comentar que estas prendas no te las debes dejar atrás por muy verano que sea y por muy difícil y raro que te parezca. Mis pies ya no los sentía, así que ante riesgo de caída, me metí un rato en la tienda, no en la de Estrella que estaba sujeta con apenas un extensor. Y en el capítulo que sigue, narraré mis desventuras para entrar en semejante resguardo.



Sobre la observación:

En la primera noche, estábamos Isra-Ana, Marta y su chico, Juan Antonio, Isabel-hijos y yo. Llegamos casi al mismo tiempo y con la noche ya encima, al área de acampada de San Pedro, en Alanís. Rápida instalación para pasar la noche tanto a ojo abierto como cerrado, pasando después a dar cuenta de las abundantes provisiones alrededor de una hermosa mesa del merendero.

La instalación de los artilugios ópticos, la hicimos en un campito de futbol en donde Isra -tan didáctico siempre- se puso a aleccionar a los suyos sobre algunas de las maravillas que encima teníamos a simple ojo y a través de su Visac; Isabel, JuAntonio y yo, hicimos un recorrido general a ojo pelado ya que, la Vía Láctea, difuminaba de forma notable el cénit. Poco tiempo después, quedábamos solos Isabel, Isra y yo, pues el resto había ido, sigilosamente, entrando en su tenderete.

¿Qué vi?.... De todo: la observación sin interponer ningún artilugo entre mis ojos y el espacio interestelar, es la que más me gusta y emociona.... ¡ver la galaxía de Andrómeda, directamente, perdida yo en los conceptos de tiempo y distancia, me parece tan increíble pero tan real, que es sentimiento contradictorio, pero apasionante!...

De todas formas, utilizando mis prisma vagué por las zonas de Escorpio y Sagitario durante buen tiempo, M-4, M-6, M-7, dibujé M-55, localicé Trífida y Laguna y otros muchos objetos Messier que, dado el mogollón que por allí hay, aún no soy capaz de ponerle su número correcto. Después... el cansancio me hizo que me fuera a dormir un rato, volviendo a salir poco después para encontrarme con las lindas hijas de Atlas, las Pléyades o M-45. Isra e Isabel, andaban identificando a Marte y esperando la salida de Aldebarán. Cuando el Toro ya empezaba a estar fuera y la claridad del alba empezaba a borrarlo todo, recogiendo dimos por finalizada la sesión de esa noche. Me quedé sentada en el coche, esperando ver la salida de sol hasta que salieron todos axfisiaos del calor que ya en la tienda empezaba a hacer. Y nos fuimos a desayunar.

Continuará: